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28 de enero de 2011

Recuento de Daños (Aventuras del Equipo Anti·Itinerarios: Episodio III)

Amanecimos no muy tarde, y sacamos todas las cosas de nuestros cuartos del hotel, ya que no regresaríamos a Silao después de salir de allí el Domingo. Era el último día del viaje, y era imposible regresar si a alguien se le llegara a olvidar algo en su cuarto de hotel. Hicimos check·out después de desayunar otra vez un desayuno industrial en chinga, y dejando el piso del desayunador lleno de cereal regado, jugo de naranja, leche, yogurt, miel, mantequilla, café, leche y migajas de pan. Nos subimos con todas nuestras cosas al camión, que nos llevó prestamente de nuevo a la ciudad de Guanajuato. Tendríamos sólo hasta las 3 de la tarde para andar por Guanajuato, antes de regresarnos casi sin paradas a Puebla.

Nos sorprendió que llegamos a la ex-ciudad del pecado para volvernos a encontrar con su faceta tradicionalmente recatada, donde las señoras salían en Domingo a comprar sus frutas y sus verduras, después de haber ido todos los oriundos a oír Misa a las 7 de la mañana. Fue sorprendente que no quedaba rastro alguno de las parrandas de la noche anterior en todo Guanajuato. Las calles se veían de nuevo limpias y transitadas por numerosas personas. Nos perdimos la oportunidad el día anterior de ir a conocer la Mina de Rayas, para conocer una auténtica mina de plata, y ahora ya no nos quedaría tiempo suficiente para conocerla, así que nos fuimos a ver los puntos que parecían ser considerablemente "obligatorios", como la Alhóndiga de Granaditas. Caminamos disfrutando cada momento del Guanajuatesco ambiente.

La mañana era tranquila donde la noche había sido depravada.

Realmente ese día no hicimos mucho. Entramos a la Alhóndiga de Granaditas, donde alguna vez hubo una masacre, y donde, la leyenda dice, que el Pípila rompió la puerta para entrar a la misma, con una losa en la espalda. La puerta tiene la inscripción "La Puerta Del Pípila". Cobraban por meter cámaras fotográficas, así que las fotografías al interior de la Alhóndiga las tomó Salma. Vimos objetos de la historia de México, y cosas de alto valor histórico, que no puedo describir aquí con detalle. Tras salir de la Alhóndiga, fuimos a un mercadillo de artesanías que había junto, donde echamos todo el tiempo que nos quedó, mientras que los demás de la excursión, o sea, los que iban como grupo de 40, iban a ver la ópera en el Mercado, una vez más confirmando nuestra no·itinerariedad, ya que eso lo habíamos hecho el día anterior espontáneamente. Nos perdimos entre callejones medio subterráneos, y compramos unos souvenirs para regresar a Puebla con ellos, entre los cuales destacaban las charamuscas, dulces durísimos, hechos de alguna especie de melaza y demasiado dulces, pero además de todo, con forma de esqueletos, figuras que en Guanajuato parecen ser muy populares, por lo mismo de las momias. Cabe mencionar que NO, no fuimos a las momias de Guanajuato, pues eso lo hace todo mundo, y podríamos tener ya una excusa para regresar. Como el tiempo apremiaba, no pudimos tampoco ir al Callejón del Beso. Regresamos al camión a tiempo, y salimos con rumbo hacia Puebla. Habían sido 3 días bastante productivos.

Y es por eso que amo y extraño al Equipo Anti·Itinerarios.


¡Los quiero, chicos!

Pípiland (Aventuras del Equipo Anti-Itinerarios: Episodio II)

Al día siguiente salimos tarde de Silao.
Nos levantamos como a las 9 AM, y desayunamos antes de las 10:30, cuando todo mundo estaba literalmente atascándose las porquerías escasas que nos podían dar de comer en el hotel, porquerías por ser comida industrial, y escasa porque todo mundo ya había agarrado y apañado bastante antes que nosotros, los que nos levantamos tarde. La barra del desayuno estaba hecha un desmadre asqueroso, y el yoghurt, jugo de naranja, gránulos de mantequilla en miel Karo, leche, y polvito de cereal se hacían un nada delicioso coctel en el piso del desayunador, detrás del cual ocasionalmente salía la cocinera como un reloj cucú, para depositar nuevas y cuantiosas cantidades de mini-hot cakes precongelados, ya listos para comer, en las bandejas del desayunador, y que desaparecían con presteza. El hotel estaba virtualmente en medio de la nada, y eso podría justificar que en las maquinitas vendedoras del hotel, una latita de atún costara más barata que un condón Sico (ambos de venta en la misma maquinita, que también vendía desodorantes, Ruffles, cepillos de dientes, pastillas Halls, botellitas de tequila de 400 mL, peines, palomitas de caramelo y Sopas Maruchan).

Era la primera vez en toda mi vida que iba a Guanajuato capital, y no sabía qué esperar. Hasta mi hermanito ya había ido con una excursión del Oriente antes que yo (Cuando yo iba en 1º de secundaria, la excursión fue de un día, a la exhacienda de Chiautla... ¡¡¡Y ahora se los llevan a Guanajuato!!!).
Al llegar al estacionamiento frente a la estación vieja de trenes, y comenzar a caminar Guanajuato adentro, sentí que estaba viajando al pasado, porque toda la ciudad parecía ser un inmenso centro histórico. Pensábamos que Guanajuato era una ciudad de tamaño importante, como que por lo menos era de unos 6 o 7 kilómetros de punta a punta, pero descubrimos que en realidad, son menos de 3 km. los que separan un extremo del otro. Entre montañas y pendientes, subíamos y bajábamos para encontrar el Mercado Hidalgo y así poder ir al primer evento del día, a medio día, que era la Ópera en el Mercado. Antes de entrar al mismo, encontramos las famosas guacamayas, y Gus comió una, cometiendo el error de echarle demasiado chile, pues ahora estaba enchilado, aunque no al grado de que se le pusieran morados los labios.
 Entramos al mercado, y así fue que pudimos acceder a uno de los shows más bizarramente deleitables, en los cuales se rompieron paradigmas, el arte "elevado" y "reservado para las élites" fue accesible para el pueblo, bajó de esa nube mística donde se le había puesto, y se le puso en contacto directo con toda la gente, que participaba del mismo. Los cantantes caminaban en los pasillos, originalmente vestidos como cualquier vendedor de frutas, verduras o mariscos...

L'amour est un oiseau rébélle...

Escuchamos Bizet, Mozart, Beethoven, Debussy, Saint-Säens y Verdi, para gozo de todos los presentes. Al princpio habíamos empezado a ver el show desde el segundo piso del mercado estilo Mexicano-Porfirista (Afrancesado), pero decidimos luego mejor bajarnos al primer piso y ver de frente a los cantantes. Fue toda una experiencia muy recomendable si algún día tienen la oportunidad de verla. De allí el siguiente paso fue salir a caminar por las calles serpentinosas de Guanajuato. Teníamos la intención de ir a conocer la Universidad, aquella que sale en los billetes de $1000 pesos, y que también está relacionada (qué raro) con los Jesuitas. Pero en el camino, al pasar frente a la Basílica de Guanajuato, aquella iglesia amarilla que brilla como con luz propia, resaltando entre el resto de coloridos edificios, comenzó el concierto de "Campanas Sobre Guanajuato", que implicaba campanazos entre una iglesia y otra, y se respondían mutuamente. El mejor lugar para ver eso no era allí, sino desde algun cerro, porque así se escucharían todas las respuestas entre una iglesia y otra. Llegó una banda militar marchando, mientras los músicos civiles estaban tocando. Al cesar el tocar de la banda civil, comenzó a tocar la banda militar por corto rato, y al pausar, las campanas comenzaron a repicar, sonando con algún ritmo melodioso y profundo, básico e intrínseco. Y así se la pasaron. Los músicos civiles se replegaron y se subieron al techo de la basílica, mientras que los militares tocaban. Al callarse los militares, respondieron los civiles, y al callarse éstos, respondían las campanas de la iglesia. Todo tenía sensación de una larga marcha triunfal. 

 Il soldato juveno.

Al terminar el concierto, encontramos una señora que venía con un gorrito azul y blanco, y un letrero que rezaba "Empanadas MUY Argentinas", por lo que presurosos, nos aproximamos a ella y compramos ahí nuestra comida del día, tres sabrosas Empanadas Argentinas que my bien acompañadas habrían sido con un poco de yerba mate, pero no lo hicimos así. En el concierto, pensé por un momento que me había encontrado de frente con un exalumno del Lux de mi generación, Efraín alias Alex Sho. Iba a gritar "Arriba el Lux!" para saber si era él, pero la música estaba tocando, así que me abstuve, y resultó ser que sí era él. Le pasó lo mismo que a mí, y no supo si yo era en verdad yo. De allí caminamos hacia la plaza "central", por así decirlo, o lo que más podría hacerse pasar por un Zócalo, ya que en Guanajuato, dada la orografía, es imposible que haya un "centro" de ciudad en sí. y llegamos a un hermoso callejón amplísimo, donde había una casa de estilo no tan antiguo, pero que preservaba un aire campirano por su recubrimiento de rocas cafés y sus puertas de madera, en una calle vacía donde todo se veía inmaculadamente pulcro en la bajada. Era una tienda lo que había más abajo, llamada "1905: Lo que la inundación dejó". Era una tienda con puras antigüedades, y todos nos sentimos realizados viendo todas las chácharis que ahí vendían. Era como una Plazuela De Los Sapos institucionalizada.

Típicamente campirano..
De la tienda, en la que estuvimos largo rato, fuimos hacia el Teatro Juárez, a cuyo costado había una iglesia, la iglesia de San Francisco, y detrás de la misma, había un monumento ecuestre al Quijote. Nos sentamos porque desde ahí podíamos contemplar el subir del funicular al "Pípila". El Pípila, según los historiadores serios más mito y leyenda que realidad, en Guanajuato es una deidad-prócer más honrada tal vez que el propio Padre Miguel (Hidalgo), y mencionar tan siquiera que es más posiblemente una ficción de las que la historia necesita, en Guanajuato, es casi una herejía digna de expulsión del estado y prohibición de entrada al mismo. Nos sentamos a contemplar el paisaje y las construcciones de piedra, en una banca rodeada de barandales, sobre una entrada a uno de los tantos túneles de la ciudad, llenos de flores. Me parecía más hermosamente pintoresco que Taxco. Por qué los pueblitos plateros debían ser tan sexys y coquetos?? Y con una orografía tan hermosamente irregular!

 Un rincón del pasado.

 Ahí tuvimos una sesión más de fotografías artísticas y panorámicas tratando de llevarnos con nosotros en una memoria de cámara lo más que pudiéramos de aquel majestuoso lugar. Pero en definitiva, nada reemplazará jamás a la experiencia de estar en el lugar, y uno solo puede dar un boceto o una impresión desde su propio punto de vista para aquellos que nunca hayan ido o que nunca vayan a ir a tales lugares, o un simple recuerdo, una memoria, para un futuro, en el caso de que cambiara. De allí nos fuimos al lado de la iglesia, donde Gus, Salma y yo nos echamos contra la pared del templo, que sí que estaba fresca, a comparación del clima que andaba surcando los 32ºC al sol. Allí nos quedamos contemplando vacuamente hacia delante, mientras degustábamos una bebida que nos habíamos comprado en la plaza de Guanajuato.

Estaba en la plaza también una Catrina, una calavera elegantemente vestida, con más de 1.90 de estatura. Gus se quiso tomar la foto con ella, la cual lo abrazó femeninamente con gestos delicados. Gus pagó $20 por tomarse la fotografía con la Catrina. Antes de tomarse la foto, Salma y yo nos preguntamos, "¿Y será hombre o mujer "la" Catrina?". Cuando Gus salió de su delicado abrazo, y se despidió de él la Catrina con los mismos fluidos movimientos de una dama elegante, nos dijo en voz baja, "No mames, es un hombre ahí adentro... se siente cuando te da el abrazo." Y así, Gus nos dijo que como siempre había una primera vez para todo, este había sido su primer abrazo de travestismo. Riendo, fue como nos fuimos a la iglesia de San Francisco a tirar en la pared, y así fue que de pronto, cada quien sumergido en sus pensamientos, nos comenzamos a relajar bajo la frescura del aire, y el cansancio de la excursión del día anterior a León se manifestó en nosotros, y comenzamos a dormirnos. A mí me comenzó a pasar que hablaba estando dormido, pero Gus quedó literalmente privado en el piso. 

Privación del Sueño Y Sus Consecuencias en un Cuerpo Saludable
Cuando, al cabo de unos 40 minutos, o una hora, decidimos levantarnos de allí, y tras haber reposado un poco, nos fuimos a explorar. Enfrente del Parque Juárez nos topamos con una Botarga de Conejo con mochila de la escuela caminando por las calles de Guanajuato y acompañada de un camarógrafo de una cadena de televisión local. Estaban haciendo acaso una cápsula informativa de la ciudad para algún programa para niños? El aspecto de la Botarga era demasiado creepy, como muchas otras Botargas, pero este se llevaba las palmas por mucho, con su aspecto de conejo "Te-voy-a-morder-y-tengo-rabia" reflejado en su expresión facial. Caminamos hacia el Teatro Juárez, y nos metimos por la calle al lado del mismo, con rumbo hacia el funicular del Pípila. Entonces vimos una escalera de caracol que subía unos 6 pisos. Incansables, las subimos, llegando hasta la parte más alta de la misma, luchando contra una algo incómoda sensación de vértigo, al encontrarnos a 24 metros del piso en una estructura que se tambaleaba con nuestro peso, y que había sido instalada, según las fechas, a finales del siglo XIX.

Oh, aquí se ve corta, pero tomemos en cuenta que el primer piso que se ve en la foto en realidad es el 3º...

Piso 4: Gus. Piso 5: Salma. Piso 6: Yo.

La vista era impresionante desde allí, para cierto nivel de casas. Aún se veían cosas más altas, pero lo sorprendente era que dicha construcción todavía siguiera en pie, a pesar de su antigüedad. Resulta que era una salida discreta del teatro, posiblemente también de emergencia, o para los actores. El edificio al cual estaba anexa era, pues, el teatro Juárez.
Bajamos y llegamos a la estación del funicular, donde pagamos $40 cada uno por entrar al funicular y por entrar al "Museo De Las Leyendas", que nos recomendaron al llegar a la taquilla, donde se jactaban de bilingualidad, pero lo único que lograban era tener un épico FAIL en poliglotía:

NUNCA lo intenten en casa. Se le pueden quemar los ojos a los Angloparlantes que vean esto.

Subimos al Pípila en el funicular, y nos encontramos con una estatua imponente, en la cual, hasta arriba había un cubo transparente, en el cual se podía entrar para "ver la ciudad desde allí". Sobra decir que el calor era fastidioso, y dentro de un cubo de cristal donde estarían amontonadas otras 10 personas, sería tantito peor que andar en una Botarga creepy de conejo con cara de rabioso por la ciudad de Guanajuato cargando una mochila. Además, desde la plaza del Pípila se podía ver la majestuosidad de la ciudad sin tener que moverse mucho:

Panorama cortesía de la cámara panorámica de Salaam.

Equipo Anti·Itinerarios con la majestuosa ciudad de fondo.

Bajo los árboles, tomando aguas frescas, y con una caída terrible a nuestras espaldas de 20 metros con fondo de piedra y sin ningún barandal, nos sentamos alegremente a tomar nuestros refrescos bajo la sombra de los árboles. Luego caminamos alrededor del Pípila, y encontramos los baños, y el museo de las Leyendas de Guanajuato que nos hicieron comprar una entrada. Caminamos por el lugar, buscando la entrada, pero llegamos a un baño que apestaba a caño seco y recién usado, así que probamos abrir otra puerta. Cuando entramos a ese cuarto, nos dio pánico, pues había unas estatuas inmóviles allí, y una luz muy tenue. Si la puerta se cerraba y no se podía abrir desde adentro, nos iba a dar un síncope o algo.Mientras Gus sujetaba la puerte por la que entramos y la dejaba abierta, me asomé por la otra puerta que había en el cuarto. Se veía otra sala más llena de estatuas inmóviles bajo una tenue luz. Parecía ser que ésa era la cosa de las leyendas, pero nos habíamos metido por la parte trasera. Así que regresamos a preguntar, y nos llevaron a una sala de espera en la cual nos pusieron, por unos 10 minutos, a ver una telenovela de mucha sensualidad antes de hacernos pasar a lo que pensábamos, era una especie de casa del terror. Cuando entramos, nos dimos cuenta que las casas del terror de las ferias de pueblito llegan a dar más miedo que eso a lo que nos fuimos a meter, ya que era, además de mal hecho, de pésimos efectos especiales, que no daban nada de miedo. Así, nos encontramos ante una serie de leyendas en las que se hacía bastante énfasis en la cultura machista-mocha de Guanajuato, que describía a la mujer perfecta como una mujer "Sumisa y de buenas costumbres" que se había casado a la fuerza y que no había proferido queja alguna al respecto. Por esa razón, en un momento de pánico y desesperación, Dios sí la ayudó a vivir feliz por siempre con el marido con quien fue obligada a desposarse (La Leyenda Del Milagroso Señor De Villaseca). Por el contrario, para aquellas féminas que prefirieran obedecer a sus propios deseos e instintos, nadie las socorrería del castigo que habrían de experimentar en este mundo, como la dama que trató de escaparse para huir con su verdadero amor, y no casarse con aquel rico hacendado para quien su padre la había reservado, y que murió con una daga clavada en su corazón, por parte de su fúrico padre al descubrirla (Leyenda del Callejón del Beso). Así que todo esto fue una experiencia cultural que nos hizo darnos cuenta que el medioevo, ¡aún vive! en la provincia Mexicana, incluso en lugares que parecen tener más contacto con el mundo exterior (Pues a Guanajuato llegan demasiados turistas de todos lados del mundo, y eso no ha propiciado una apertura de sus mentes). Bajamos del Pípila, justo a tiempo para llegar corriendo a la Iglesia de Belén, donde habría un concierto de órgano a las 7 PM. Llegamos para que al final no nos dejaran entrar. Salma pudo pasar primero, cuando la gente comenzó a salirse a medio concierto (naquísimamente), y cuando por fin Gus y yo pudimos entrar, porque ya había cupo, Salma nos esperó y entramos a sentarnos cuando la pieza de órgano que tocaban ya había terminado. Entramos a una iglesia y todo mundo miraba hacia el pasillo (pues las sillas habían sido acomodadas de tal forma que todos pudieran ver al organista), y aplaudía. Jamás pensamos entrar a una iglesia y que la gente nos aplaudiera. Gozamos de un maravilloso concierto de órgano en una iglesia con estilo único, que parecía estar forrada de un tapiz afrancesado con flores de lis, pero que en realidad era un inteligente truco visual de la pintura, con la técnica llamada "Trompe l'oeil" que se ocupa de jugar con la luz y dar la apariencia de texturas. Terminó el concierto y nos fuimos a la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, donde estaba casi toda la excursión del Tec.(Y como 3 mil personas más)

 La Alhóndiga de Granaditas

Estaba el concierto del Concertgebouw No. 10 de Amsterdam, tocando un concierto de Jazz, para el cual permanecimos todo el resto del concierto, tan pronto pudimos pasar. Un despliegue de talento y de ritmo que pocas veces hemos podido ver, mientras el aire de la noche comenzaba a enfriar y nosotros con nuestras ropas para clima de 32ºC comenzábamos a resentir el frío.




Tom McCoffee, je vermoorden / Het was ons wie je hebt vergiftigd!

Tras el magnífico concierto de jazz, que terminó como a eso de las 11 PM, salimos a cenar algo, y nos comimos unas guacamayas, antes de seguir nuestro caminar por las calles de Guanajuato. Buscábamos una estudiantina ahora a la cual seguir para una callejoneada, y en efecto, encontramos un grupo que venía de una escuela de Querétaro, en excursión, para colarnos entre ellos y hacer fila. Resultó ser que eran dos escuelas rivales, y se echaban bronca mutuamente, como unr repentino ambiente de Ínter. Estuvimos haciendo fila en una escalera que subía por el cerro hacia un restaurante llamado "El Gallo Pitagórico", donde esperaba un tunero.

Y se escuchó a la multitud gritar,
"...'Leeeeeeeeeeeeeeroooooooossss!!!"

Cuando por fin comenzamos a ascender las escaleras, fuimos entrando por callejones recónditos, unos pocos de los más de 2000 que son en todo Guanajuato. Con esa topografía y esa cantidad de recovecos, no es difícil imaginar de dónde surgieron tantas leyendas en épocas en las cuales la electricidad no existía y la única luz provenía de velas que ardían tenuemente en las enormes casas de familias ricas. Subimos por una pendiente y los alegres tuneros cantaban las típicas, "El Toro Enamorado De La Luna", "De Colores" y "Con el Pimpiririmpimpim, Con el Pampararampampam (El Que No Beba Vino Será Un Animal)", y otras que no conozco la verdad tanto como para poner el título. 

 Ellos no son toros. Ella no es una luna.

Llegamos a un punto en el cual ascendimos por un callejón bastante empinado. Las maestras de esa escuela iban junto a nosotros, tomando buenas cantidades de alcohol en unas ranitas de porcelana que tenían. "Yo me voy a poner una peda con mis alumnos nomás por hoy", decía una de ellas a la otra. "Sí, pero no se vayan a querer agarrar de pendeja a la miss, eh chicos?" decía la otra, hablando la mitad para su colega, la mitad para los estudiantes que estaban alrededor, también gozando del alcohol. Cuando por fin llegamos a un punto donde ya no dejaban pasar a cualquiera, sino sólo a los de la escuela que habían pagado por la estudiantina. Y entonces se metieron por un pasillito entre casas y con techado bajo, así que el resto de los que éramos colados (y vaya que éramos bastantes) nos decidimos a ir por un callejón de arriba, y serpentinear por las calles hasta alcanzar a la estudiantina. Nos hicimos los omisos por varios callejones, y de pronto, sin saber cómo, tras correr, subir y bajar por un sinfín de callejones y literalmente perdernos entre la laberintesca ciudad, nos encontramos entre dos tunas, que venían una en dirección contraria a la otra. Nos incorporamos a una de las que estaban en una placita, donde los tuneros no estaban cantando, sino declamando. Eso fue algo que nos frustró, pues queríamos música, bailar y cantar, (y tal vez beber), pero ahora no estaban haciendo nada de eso, así que nos fuimo de ahí, y buscamos nuestra salida de entre tantos callejones para lograr regresar a algún punto conocido. Ya había pasado de media noche, y fuimos a la Universidad de Guanajuato, primero, a comer unas rebanadas de pizza, en ésta ocasión cortesía de Gus, y luego subimos a la puerta de la Universidad, donde no soplaba tanto frío, para reposar frente a ella. Nos habían dicho que el camión salía a las 3 AM de Guanajuato con rumbo al hotel, y eso nos lo habían confirmado al encontrarnos a los organizadores del viaje en el concierto. Nos echamos en la puerta de la Universidad, y contemplamos la ciudad de noche. Se escuchaba música, cantos, había gente demasiado borracha, y unos tipos comenzaron a pararse del lado peligroso del barandal de las escaleras de la Universidad, apoyándose sólo en la cornisa, con una caída de más de 20 metros a sus pies. Nos tocó ver cómo un policía llegaba a regañarlos ya que, estando ebrios y haciendo esas cosas, podrían arriesgar sus vidas. Nosotros, por nuestra cuenta, yacíamos  inocentemente frente a la puerta, tirados dormitando y despertando, matando el tiempo.

También otras personas nos tomaron fotos a los 3, pensando que estábamos tirados de ebrios, pero realmente estaban más ebrios los que nos fotografiaron.

A las 2:30 AM, decidimos salir con rumbo hacia la estación de trenes para abordar el camión, y descubrimos con una terrible frustración que nuestro camión ya había salido, como a las 2:30 AM precisamente. Nos congelábamos con nuestras camisitas sencillas de clima cálido, y tuvimos que esperar hasta las 4 AM para que pudiera pasar un taxi que nos cobró 300 pesos para llegar al hotel en Silao. Llegamos muertos de cansancio, pero habíamos confirmado la razón por la cual éramos el Equipo Anti·Itinerarios y esa era que, cuando era la rara ocasión en la cual tratabamos de seguir un itinerario, éste cambiaba y nosotros no lo sabíamos. Sin embargo, un reconocimiento especial va para la SALCC, que nos hizo el favor de reembolsarnos el gasto del Taxi por su cambio repentino que derivó en nuestra sobre·estancia en la ciudad que se congelaba de noche. Y pudimos contemplar la doble vida de Guanajuato, de día una ciudad llena de señoras viejitas que oyen Misa diario, siguen los preceptos de 'mujeres modelo' de las Leyendas Guanajuatenses, se someten al recato, se espantan al escuchar la palabra "pene" y tienen más de 7 hijos. Y que de madrugada, se convierte en una ciudad donde la gente va a los arbustos alejados o a los rincones de los callejones para tener sexo duro y sucio, las personas caminan, cantando, tambaleándose de briaguez: la ciudad del pecado. Y eso significaba conocer algo más que no se conocía antes.

El Equipo Anti·Itinerarios lo había logrado una vez más.

27 de enero de 2011

Lyon, Je T'Aime (Aventuras del Equipo Anti-Itinerarios, Episodio I)

Momentos. Recuerdos Que Te Hacen Chillar.

Un lugar a veces vale más para una persona por lo que vivió en él que por lo que el lugar tiene en sí. Otras veces vale más por las cosas que una persona conoció, que por lo que vivió. En algunos casos, es ambas cosas. Y León, Guanajuato es una ciudad que amo por haber sido una combinación de belleza arquitectónica y de experiencias hermosas vividas en el Lux, en los Interjesuíticos 2007. También pude conocer la ciudad aunque haya sido por mi cuenta. Vale la pena realmente ir allá, el centro es un lugar único. Regresé en 2009, en Enero, cuando estaban tirando el mugrero de casas junto al Expiatorio (Otra catedral gótica, pero construida en medio de un barrio bastante feo cerca del centro). Con lo que estaban haciendo, estaban embelleciendo la iglesia que decían, se acabaría el mundo cuando la concluyeran. En 2007 faltaban cosas por terminar.

Faltando las torres y las estructuras de metal que no están coladas o rellenas. Ex Maius 2007.

El Tec organizó un viaje al Cervantino en Octubre, a la semana del UNITESO. El día que llegábamos a Silao, a nuestro hotel, eran las fonomímicas del Lux, en las cuales participarían unos amigos de Salma y míos que conocimos en los Interjesuíticos de Puebla 2010. Así que no quedó opción más que invitar a Salma a participar en el viaje, y a última hora, Gus se nos unió. Sorprendiendo así a Diana E.M.B., otra exalumna del I.O. que no sospechaba de los planes de Gus de unírsenos.

 El único que no estudia/estudió en el Oriente de la foto es Raúl (extremo izquierdo)

El plan era llegar al hotel y de allí huír a León. Tenía un plan macabro para enseñarles al ir a León. Sabía exactamente qué es lo que les quería enseñar y sabía que les encantaría. Llegamos a León tras tomar un camión interurbano desde la estación de autobuses de Silao, cosa más pequeña y tercermundista que había, pero aprovechamos para comer ahí algunas botanas de porquería y retacarnos como gansos con algo alto en carbohidratos y calorías para aguantar lo que habríamos de hacer.
Llegamos a León como a las 3 PM. De allí, salimos de la estación de autobuses Leonesa, una diferencia del cielo a la tierra con la de Silao que acaba siendo al fin de cuentas un pueblote. Tomamos el famoso metrobús de León, que ahora tenía 2 líneas más que cuando fui la última vez en 2009 y de cuando fui la primera vez en 2007.Y entonces, bajamos en una estación donde había una barda que bloqueaba la vista de lo que quería enseñarles a Gus y a Salma. Les ordené de la manera más dictatorial y altaneramente militar, como si fuera una actividad de retiro Jesuita (jajaja) que cerraran los ojos, que confiaran en mí y que hiciéramos una línea como de conga, yo en medio, Salma en frente, Gus detrás, siguiendo ambos mi liderazgo y mi guía al caminar por la calle, con los ojos cerrados, confiando en mí. Los hice caminar y atravesarse una calle con los ojos cerrados, el único que los llevaba abiertos fui yo. Y cuando por fin vi la obra que estaba en proceso cuando fui en 2009, a pesar que yo ya conocía lo que les quería enseñar, también me quedé atónito y sólo preparé mi cámara para prepararme a recibir las expresiones que vería en sus caras cuando vieran lo que les quería enseñar.

Caras de "OMG I Can't Believe It's Not Europe!"

Esto fue lo que vimos.

Fotografiando la épica belleza. (NOT! En realidad estábamos posando con la cámara de Salma)

Nos pusimos a tomar fotos, maravillados, y en eso me marca mi papá desde Puebla, para preguntar si ya estábamos en León, y para pedirnos que fuéramos prudentes y que no actuáramos como turistas. EPIC FAIL, pues eso era justamente lo que estábamos haciendo, no había otra explicación para nuestra conducta y nuestras caras de "¡¡OH POR DIOS!! (¡No puedo creer que no estemos en €uropa!)" Entramos, tras tomarnos decenas de fotografías artísticas con el neo·gótico, y luego descubrimos que las torres ya estaban concluidas, o por lo menos casi, a no ser que les vayan a poner un terminado en punta a cada una. Estaban de color azul plástico, y se notó que las torres tenían un terminado de plástico, y no de cantera, como el resto de la iglesia, tal vez por cuestiones económicas o de peso; pero igual se ve excelente!

Entramos a la iglesia. Si estaban maravillados al ver la iglesia por fuera, por dentro casi estallamos en conjunto de gozo. No era como el expiatorio de Guadalajara (Ese lo habrían de conocer por fuera en Interculturales), sino que era más austero, pero aún así, la lluvia de colores tintaba el interior del templo, al cual de todos modos le faltaba un órgano. Había más de las mismas viejitas pías que habitan los centros de las ciudades, rezando devotamente.

Y nos agarró la emoción artístico-fotográfica.

Vacuamente contemplativos.
 
 
En una de las Bahías de la iglesia, con el sol vespertino iluminando.

Gus busca la iluminación en postura de humildad.

De estar contemplando toda la iglesia con detalle, se me ocurrió que tal vez correríamos con suerte y podríamos entrar a las catacumbas de la iglesia, a las cuales no pude entrar las dos veces anteriores que había ido, a pesar incluso de haber ido a buscar una vez poder entrar. Resultó ser que las catacumbas sí estaban abiertas, pero al entrar descubrí que no habría podido jamás entrar solo, era toda una necrópolis subterránea. Antes de bajar, otra viejita pía y devota, que era la encargada de las admisiones a las catacumbas (y cobraba $5 por persona para entrar a las mismas), nos do un rollo religioso-Católico-típico-del-Bajío, sobre el significado espiritual tanto del templo como de las catacumbas. Una familia turista que venía detrás de nosotros buscando también conocer las catacumbas escuchó con algo de impaciencia el discurso moral de la señora. Después de unos 20 minutos, y viendo cómo se nos hacía tarde, pudimos bajar más de 15 metros hacia las entrañas de la tierra, para encontrarnos con unas pinturas sumamente realistas e impresionantemente detalladas que nos dejaban ver viejas personalidades responsables de la construcción del Expiatorio. Estábamos en un laberinto del Minotauro Cretense, pero en vez de ser un Minotauro era un León. Seguimos las flechas que marcaban la dirección a seguir, pasando por túneles donde la altura era baja, indicando los momentos de la vida en los que se tiene que ser humilde y bajar la cabeza, porque de lo contrario, uno se estampa y no puede pasar. (Catacomb-manager devota dixit). Nos encontramos entonces en una grandiosa capilla subterránea de estilo gótico-gótico, salpicada con imágenes pintadas de pasajes Bíblicos en las paredes, y luego criptas donde reposaban cenizas.

Necropolis Main Square

Nos fue agradablemente sorprendente, el descubrir que los Jesuitas también tenían influencia en la construcción de esa iglesia, pues encontramos la siguiente placa conmemorativa en la base del templo. Era la piedra principal de la iglesia, y contenía en su final, la firma característica de A.M.D.G. (ad maiorem Dei gloriam):




Sacré Coeur!

Y luego seguimos nuestro transitar por el catacumberío, entre filas e hileras de cíneras reposantes de otros que el mundo dejaron ya, y fue entonces que, en uno de los más recónditos confines de las catacumbas, nos hallamos en un momento de reflexión, bajo la luz de neón blanco que iluminaba todas las catacumbas, en ese inmenso laberinto. Nos pusimos a reflexionar quietamente sobre la fugacidad de la vida, al yacer contemplando unas cuantas tumbas donde ya había condóminos vitalicios.

Momento de reflexión.

Luego de deambular por las catacumbas, descubrimos unas cuantas cosas que daban miedo dentro de las mismas. Resulta ser que las partes que están abiertas al público son sólo unas cuantas, ya que hay una enorme sección debajo de la nave de la catedral, que están cerradas al público por carecer de iluminación, y por carecer de tumbas, que aún no se llenaban, quedando cerradas con puertas de metal forjado en formas curvilíneas. Luego nos encontramos en un pasillo con una imagen verdaderamente terrorífica, en la lúgubre luz tenue de neón:

Reacción instantánea de Gus: "NO MAMES! Yo no paso enfrente de eso solito!!"

Pero a los lados del pasillo donde nos encontramos ésta espantífera imagen, estaban las estatuas de San Ignacio de Loyola de un lado, y de San Francisco Xavier (patrono de los misioneros) con un aura mucho menos sufrida que la de este pobre Cristo, de ésas imágenes que me causaban pavor de pequeño, y que, a 15 metros bajo tierra, en una oscuridad tenuemente iluminada por luces frías, me hacían revivir la misma sensación.  San Ignacio tenía en su mano el libro de la Constitución de la Sociedad Jesuita. San Francisco tenía un niño a su lado. Al seguir avanzando por el laberinto, sentimos cierto pánico al imaginar qué era lo que tendríamos que hacer si comenzaba a temblar. Por suerte, en León es más posible que caiga nieve a que tiemble. Los registros lo muestran. Por algo es una zona muy plana. Había una salida falsa, de "fantasía", que se suponía, representaba los puntos de la vida en los cuales éso parecía realmente ser un camino a seguir, pero que una vez llegando a él, se descubría que era un camino erróneo, y el intentar pasar por él solo nos causaría estamparnos de frente contra pared dura. El inteligente y observador, y que piensa antes de actuar, miraría atentamete y descubriría que por ahí no era el camino. La última capilla estaba dedicada a Jesús, pero ahora sí, no en un aspecto de estatua creepy como la imagen anterior, sino un aspecto medio-creepy pero más de gloria y felicidad. Salimos de esa capilla y nos encontramos con que estábamos en la entrada del laberinto. Había sido una serie de pasillitos, escaleras, subidas y bajadas, y recovecos llenos de arte, cultura e historia, y emergíamos de las profundidades de la tierra para encontrarnos con una no tan cegadora luz natural del sol que estaba ya descendiendo. Salimos del Expiatorio y caminamos por largas calles hasta llegar a la zona más "céntrica" del centro, y fue así que llegamos a la plaza de la Fuente de los Leones, y la Plaza de Armas, donde había venta de ingredientes para ofrendas del día de muertos.
Estuvimos largo tiempo en las plazas, y se nos comenzó a hacer de noche, así que antes de que la luz se nos acabara por completo, llevé a Gus y a Salma al frente de la Catedral de León, (que no es el Expiatorio), frente a la cual, estaba en proceso de derribación un edificio feísimo de los 50-70's llamado "Edificio Madero", que estaba vacío desde que yo fui a León la primera vez, salvo por dos oficinas. Ahora habían, tras 3 años, podido desalojar a los últimos inquilinos, y proceder a tirar el bodrio para hacer la "Plaza Catedral". Ahora el centro de León estará lleno de plazas con árboles y espacios abiertos, y calles peatonales, lo cual es un excelente fomento turístico. Lo que buscábamos frente a la catedral era en realidad algún vendedor de "guacamayas", porque Gus quería probar algo auténticamente Leonés o Guanajuatense de comida. Preguntábame y preguntábame de qué eran las guacamayas, y no supe que decir, más que eran "tortas de chicharrón", y no tortas de carne de exóticas aves tropicales. Como no hallamos al vendedor de guacamayas que conocimos cuando fuimos la primera vez a León, con el Oriente, fumos por lo menos a conocer el templo del Inmaculado Corazón de María, otra iglesia de estilo neo-gótico fusionado con neo-clásico. Sus vitrales eran más sorprendentes que los del Expiatorio de León, por mucho. Estaban fabricados en Barçelona, y su detallado era tan sorprendentemente hermoso y elaborado, que era una lástima que a esa iglesia no se pueda entrar cuando hay más luz solar.

Colorido incomparable.

Era de notar, que el templo es idóneo para bodas discretas. Por fuera parecía iglesia gringa, por el ladrillado rojo y sobrio que se encuentra en algunos templos episcopales o edificios de barrios de clase media neoyorquinos.
La torre tenía un detalle hermoso, que era su específica y bien marcada geometría, que pudimos apreciar antes de tomar un taxi que con urgencia nos llevara al Lux, ya que la luz del sol se atenuaba, y éste se había metido. Las fonomímicas empezaban a las 7 PM. Eran 6:45 PM y no podíamos osar perdérnoslas. (Todavía quedaban pocos días de horario de verano así que había luz todavía, pero no por mucho más tiempo).

Metal, stone and air.

Llegamos al Lux, descubriendo tras haber estado ausente del mismo en 3 años 5 meses, que habían hecho ciertas mejoras, para empezar, desde la calle frente al mismo. Se había hecho una ciclopista en la calle frente al Lux, que iba desde el centro y desde la calle principal por donde corre el Metrobús. Entramos al Lux, y aprovechamos dicho momento de gloria, con una resplandeciente luna ya, para tomar la foto de nuestro arribo glorioso a un lugar que, para mí significaba posiblemente el mejor interjesuítico de los que había tenido fuera de Puebla (en un promedio, claro, ya que cada uno tuvo lo suyo). Para Gus representaba su primera escuela Jesuita fuera del Oriente en conocer, y para Salma representaba una meta para Mayo. El ir a León a interjesuíticos de prepa. Y para mí también representaba lo mismo, le había tomado la palabra al padre rector Stevens cuando me invitó a los próximos inter, a pesar de mi estado de A.S.I.A. (Antiquis Societati Iesus Alumnus) o sea, de exalumno. Y todavía hay una meta por cumplir, si no es que 2 o 3, antes de que deje ahora sí, de ir a Ínters. Por lo pronto.

Con una majestuosa luna llena, el Equipo Anti-Itinerarios llegó a la Tierra Prometida, de la Luz Latina.

Entramos al Auditorio del Lux y se me hizo un nudo en la garganta. La última vez que había estado en él había sido para animar con los de porra, en compañía del famoso Romualdo Izaguirre Belmont, Lobito del Oriente. La nostalgia me atacó por sorpresa, cuando comenzó la fonomímica de los que estaban hasta delante, en el escenario del auditorio. No pudimos encontrar a ninguno de los que conocíamos del Lux, porque resultó que ese día en la mañana habían ido a Guadalajara, al ITESO (Series de coincidencias de la vida, parece ser), pero sí llegarían a las fonomímicas, pues avisarían quién ganó las fonomímicas. El grupo cuya fonomímica ganara, ganaba ya un pase a los I Interculturales Jesuitas de Guadalajara, del 6 al 9 de Noviembre. Buscamos agua con desesperación, pues Salma y Gus morían de sed, así que fuimos a buscar agua a la cafetería del Lux. Ya no estaba donde estaba cuand ofui la primera vez, en las pérgolas. Las pérgolas habían desaparecido, y la nueva cafetería, que sí era cafetería de verdad, estaba junto a la nueva alberca del Lux, la "AcuáticaLux", y además tenía un nuevo mirador hacia el Campo 2 de Futbol, y pista de Atletismo. Cuando fui la primera vez, era un simple techo de lámina y una pequeña colina de tierra con pasto lo que había en ese lugar, para ver los partidos de futbol del Lux contra el Ciencias arder en ánimos.Gus contemplaba todo y sólo podía decir "Es que... WEY!!", incrédulo ante tales instalaciones a comparación del Oriente. Pero había que ser justos, el Oriente había sido el campus más grande cuando se hizo, construido en medio de la nada, en una colonia apenas en desarrollo. El Lux, hasta el 2001, era un pequeño edificio a la vuelta del Expiatorio, sin grandes instalaciones hasta que Fox, como alcalde de León, donó unas cuantas hectáreas a la UIA y a su alma mater, el Instituto Lux. Y el nuevo campus llegó a León. Los interjesuíticos de 2007 eran los segundos en el nuevo campus. En 2011 serían los terceros. Regresamos al auditorio y agarramos lugar para sentarnos en lo que pasaba la siguiente fonomímica. La historia era del auxilio a las personas a quienes la vida o las calamidades han llevado la desgracia. Al terminar, nos fuimos a encontrar con nuestros amigos del Lux, que ya habían regresado del ITESO, y que todos llevaban una colección de souvenirs de esa universidad, que es un bosque con salones, literalmente, y con la intención de que allá se iban a ir a estudiar, si es que podían. Saludamos a todos los que pudimos, en algunos casos, fallando mi memoria para identificar a algunos, tras 5 meses de no verlos, y vimos con agrado su deleitada sorpresa al vernos por allí. Nos integramos a ellos a gritar y echar porras, como unos de ellos, antes de ir al baño, y luego a dar una vuelta por el Lux, que tanto Salma como Gus querían conocer.
Para mí fue un paseo de la nostalgia, recordando tantos buenos momentos en esos pasillos con los de porra, y con las porras de otros colegios, y con Patrick, y con Fátima, y con Romualdo, y con Chuyfa. En verdad fue difícil que no se me subiera el nudito a la garganta, recordando tantos momentos gloriosos. Subimos a los salones, específicamente vimos el que había sido el salón del Oriente en los Ínter de 2007, y por unos momentos, nos quisimos sentir alumnos del Lux, y nos sentamos en sus bancas a leer libros de química.

Luxian Mode ON!

Regresamos al auditorio, tras dar vueltas por todo el magnífico Lux, descubrir que aún sigue la palmera con forma de piña, recorrer todas las novedosas instalaciones de la escuela, que está incluso mejor que la Universidad Iberoamericana de León, en cuestión de instalaciones, según la gente que fue, la semana después, a los InterSUJ, en la UIA-León. El Lux también se preparaba ya para recibir los Interjesuíticos de Secundaria, y era algo notorio.
El grupo de fonomímicas que ganó fue el de nuestro amigo Alejandro Castro (Von Martínez), cuya temática fue completamente social, y una crítica severa al gobierno de Calderón, enfocándose más que nada en la manipulación a la población por medio de los medios de comunicación (Televisa) y del distractor que ha sido el Bicentenario. Aquí el link de la misma:

http://www.youtube.com/watch?v=uvaNKVzsrU0

Obviamente, ésta fue la fonomímica que ganó. Y Alejandro Castro y compañía habrían de encontrarse de nuevo con Salma en Guadalajara, y por ahora, sólo podría yo pensar en que podría verlos a ellos en Mayo próximo, porque ir a Guadalajara de nuevo dada la situación económica pese a la cual me había ido al FIC, era algo ya irrisoriamente insensato. Así que nos tomamos unas últimas fotos de despedida con Castro y compañía antes de salir corriendo a tomar un taxi para llegar a tiempo a nuestra última cita del día: el show de luces y sonido que habría en la plaza del Expiatorio, y que prometía ser una maravilla.

El Equipo Anti-Itinerarios con la mente que ideó la mejor fonomímica del Lux.

El Equipo Anti-Itinerarios con Axel y Fito.

Tras despedirnos y prometer ir en Mayo, (al menos Salma y un servidor), emprendimos la graciosa huída y tomamos el primer taxi que vimos, que nos llevara al Expiatorio. Llegamos a la Plaza, justo a tiempo, pues en el momento que llegamos a la misma, se apagaron las luces y comenzó la música. La iglesia se oscureció, y en sus paredes como pantalla aparecían componentes de la misma iglesia, volando, flotando por los aires, hasta que conformaron la silueta de la iglesia, armándose en el aire. La música cambió y se volvió más elevadamente new-age místico-espiritual. Aparecieron obras de arte, coros cantando mientras la Virgen de Guadalupe aparecía en el rosetón Oeste del Expiatorio, y luego aparecía el Sagrado Corazón de Jesús. Después, un mártir atravesado por flechas, y una lluvia de rosas que se transformó en rostros de ángeles rosados con un fondo azul intenso. La iglesia se volvió luego de colores pastel, con texturas también como de una cremosa confitura, y luego apareció Hidalgo, y las imágenes de héroes de la independencia y la revolución.

Heaven's doors open at León.

La música cambió y luego se volvió como un corrido Leonés de la revolución, para luego transformarse en un baño de sangre, y ser reemplazado por una marcha Española, como una especie de Zarzuela, al disolverse la imagen en un fondo que parecía un vitral emplomado de un paisaje de León en tiempos más antiguos, donde sólo era un pueblito y los cerros se extendían más allá de los campos de cultivo. El vitral se rompió, desmoronó, y formó las palabras, "1810 - 2010     Viva México". Y el show terminó. Fue mágico, el hecho de saber que habíamos podido hacer todo lo que nos habíamos propuesto ese día, y como una cereza al pastel, la luna llena brillaba esplendorosa, colgando como un orbe luminoso sobre el cielo claro y estrellado de León.

Regresamos al centro. Tal vez algo seguía abierto para que fuésemos a cenar, pero la Cebadina ya había cerrado y no pude demostrarles a Gus y a Salma la experiencia de probar una bebida que, si no te la tomabas con velocidad, terminaría empapándote. Explico: Allí te dan una especie de agua de jamaica demasiado ácida (que hasta llega a tronar los dientes, como el limón), hecha, por lo visto, a base de cebada. Entonces, te da el vaso la señora del puesto, y le echa unas cucharadas bien copeteadas de bicarbonato de sodio, con lo cual la bebida inicia un explosivo proceso de efervescencia, que es justo en el momento en que uno debe de comenzar a tomar su bebida, que, insisto, tiene algo que ver con el agua de jamaica, aunque estoy seguro que no lo tiene. Como todo buen 5, antes de publicar esto, investigo, y descubro lo siguiente:

Cebadina: Es una bebida carbonatada que está elaborada con vinagre de piña, a la que se le agrega agua de tamarindo y jamaica, se deja reposar y se almacena en una barrica de roble y posteriormente se sirve con una cucharada de carbonato de calcio por cada vaso.

Eran como las 10 PM, y cenamos unas pizzas al agradable calor nocturno del aire Leonés. Luego fuimos a una panadería donde tenían agua caliente, y disfrutamos de esos agradables momentos contemplando la Plaza de Armas con sus tantos árboles podados, kioskos, y las torres de la Catedral, terminadas en unas cruces que de noche tenían una muy "kitsch" iluminación azul de neón. Y todo eso lo hicimos, compartiendo una deliciosa taza de mate, porque, como bien dice Gus, el mate es para compartir entre amigos. Y así hicimos.
Si me dan un encargo, pesado y largo / Nada hay que más me impulse que un mate
Dulce-Amargo.

De allí nos dimos a la tarea de deambular por el centro de León, dado que no parecía ser que tuviéramos como que mucha prisa en regresarnos a Silao, aunque eso sí, no sabíamos a qué hora salía el último camión para allá. Comenzamos a recorrer las oscuras calles del centro, topándonos con el ocasional mendigo, haciendo fotografías graciosas (como una en la que Gus emula a Sasquatch), trepándonos en kioskos-mercería-wannabe desvalijados, y descubriendo que en León, Cri-Cri no tiene antenas. Antes de tomar un taxi, encontramos una tiendita vintage, a la cual habia un acceso cerrado, pero rodeado de vitrinas donde se podían ver los productos que ahí se vendían. Principalmente eran productos religiosos, pero algunos ya rayaban en el borde de lo patético, mientras que otros eran simplemente terroríficos. Había muñequitos que parecían bebés poseídos y disecados, y hubo una imagen que traumatizónos terriblemente, ya que al verla, parecía que el acceso a las vitrinas de esa tienda donde habíamos entrado, se cerrarían de inmediato para encerrarnos y así poder devorar nuestras almas:

Creepiest thing EVER.

Eso es lo que debió ser Edward Cullen de bebé, solo que éste daba la impresión de que ya había sido atravesado en el corazón por un crucifijo. Su mirada vacua y fija hacia enfrente, así como sus enormes pupilas o la carencia de iris y blanco de los ojos lo convirtió en una de las escenas más terroríficas del día, junto con el Cristo sufriente de las catacumbas del Expiatorio. Sin más, nos fuimos en taxi a la estación camionera de León, y esperamos 2 horas a que dieran las 2:30 AM, para que saliera la *primera* corrida del día hacia Silao. Nos entretuvimos jugando "Basta", "Caricaturas Presenta", y platicando sandeces y simplezas en el área de comedores de la agradable Estación Camionera de León. Llegamos al hotel CityExpress Silao bastante tarde, pero no lo suficiente como para encontrarnos que el resto de la excursión ya había llegado al hotel: Nuestros cuartos estaban vacíos, y así estuvieron por por lo menos un rato más, hasta que a las 3:40 AM regresó el resto de la excursión. 

El Equipo Anti-Itinerarios había ido y regresado a León.

Lyon, Je T'Aime.

El centro Tapatío

Del Expiatorio salí con prisa hacia el Oriente (no la escuela) con la misma prisa. Aún faltaba por ver ciertas cosas. Llegué al parque Juárez, donde sentí envidia de los Tapatíos una vez más. Por qué? Porque ahí, en un parquecito coquetón lleno de árboles y kioskos, estaban los descensos para la estación del metro, cosa que en Puebla no se ve (aún). Era como una especie de Paseo Bravo con bajada al metro. Y vaya que era un hoyote la bajada al metro! Bajamos como 10 metros de profundidad en escaleras eléctricas todos los pasajeros cotidianos matutinos y yo hasta los torniquetes. Para infortunio mío, descubrí que ya no se usaban las coquetas moneditas ranuradas que usé cuando fui la primera vez a Guadalajara, sino que todo era ahora por tarjetita inteligente. Por el primer viaje en metro, me eché 20 pesos entre tarjetita y pasaje. Eran 6 pesos por el pasaje del metro. Cuando fui 4 años atrás, costaba 4, igual que lo que costaba el camión en Puebla. (Oh, qué tiempos aquellos...!)




Tomé el metro para avnzar sólo UNA estación hacia el Oriente, que me dejaría en el pleno centro de la ciudad. Como hace 4 años, solo que en esa ocasión, llegué desde Zapopan, en donde está el Ciencias <3.
Bajé en la estación que sale en una plazuelita del centro, como si fuera la bajada a un nivel subterráneo de estacionamiento. Plaza Universidad, se llama. Y caminas un poco para encontrarte con esto:


Es el amanecer, la catedral está abierta, y el cielo limpio. Es tan temprano, que todos los negocios del pasaje subterráneo del zócalo están cerrados. Así que entré a la Catedral, para encontrarme con que iniciaba la misa, y el órgano estaba tocando. Increíblemente, siendo viernes a las 9:30 AM, había gente que iba a ir a misa a esa hora. Me topé con una excursión de un colegio Nayarita que visitaba Guadalajara y estaba conociendo la Catedral. Les explicaron que las torres, a partir del segundo nivel, se cayeron en un terremoto del siglo XVIII. Ésta es la segunda catedral más antigua de México en construirse (La primera está en Mérida, y la de Puebla se empezó en 1675, o sea, mucho tiempo después. Para 1672, la de Guadalajara ya hasta estaba consagrada). Las torres son como de después de 1850, de la época en la que el arte cambiaba y emulaba lo Francés. Ahora es un ícono de la ciudad. Por dentro, la Catedral refleja su edad. Las técnicas de construcción clásicas del siglo XVI tardío~XVII temprano, impedían hacer ventanas muy grandes, por lo que la catedral es sombría y parece iglesia de pueblo en lo que respecta a los altares, que están iluminados con foquitos de neón blancos. El altar es lo que de verdad es majestuoso y me sorprendió encontrar una gama inmensa de simbología de masones en ella, empezando por el piso de checkerboard (cuadraditos blancos y negros), las columnas ceremoniales al lado del altar, y el ojo dentro del triángulo, que todo lo ve. Tal vez era una época previa a la enemistad entre masones e Iglesia, que empezó técnicamente a partir de los 1700s tardíos.

 Piso masónico, columnas masónicas...

Ojo masónico... ¿Catedral Católica? (En la de Puebla también hay 2)

De allí, salí a contemplar la famosa "Rotonda de los Hombres Ilustres", que es en realidad una especie de mini partenón redondo dedicado "De Jalisco a sus hijos esclarecidos". Es un setting ideal para fotos de bodas, sobre todo aquellas que son fotoshopeadas, porque nadie se va a meter al parquecito a tomarse una foto de boda, en primera porque sería muy incómodo y amontonado el pequeño espacio en el centro rodeado, eso sí, de árboles,  y en segunda, porque la rejita de entrada a la rotonda está cerrada con candado así que no se puede entrar al monumento que también da cierto aire de monumento masonoide para encontrar en las calles de Washington DC, y no en TapatiLand. De allí, a la Plaza Tapatía a caminar mucho. Me sorprendió la longitud y belleza del lugar. Quiero regresar a conocerla con más tiempo, calma y tranquilidad, porque definitivamente no he ido a Guadalajara nunca con la intención expresa de turistear. Las 2 veces he ido o a un Interjesuítico con Botárguicas intenciones (TABBOULEH) o a un MUN, en esta ocasión (DUMPLINGS). Habrá que ir a conocer bien el lugar. La plaza se seguía largos metros hasta llegar a un teatro que quería conocer por dentro, que según esto es la versión Mexicana, de tiempos de Don Porfirio, donde se dedicaron en imitar L'Opéra Garnier pero en Guadalajara.

Cristina canta aquí, y un "fantasma" la stalkea.

 Abajo de eso hay un estacionamiento subterráneo, como el que NO se hizo en Puebla.

Esa enorme extensión es también sólo una parte de la Plaza. Al fondo, el Hospicio Cabañas.

Sobra decir que caminé sin pausa. No podía parar por la prisa mas que a tomar la foto ocasional y seguir mi camino. Bajé al Macrobús sólo para comprarme mi tarjetita de usuario del Macrobús, por si algún día se llegaba a ofrecer si regresaba a Guadalajara. Caminé por la plaza de San Juan de Dios, vi la iglesia, no entré, y regresé al metro. 


Amé la placita, estaba hermosa, y como siempre, en toda buena ciudad que se precie, llena de árboles. El metro me regresó a la estación de Juárez, de donde volví a caminar de regreso al hotel, todo ataviado con mi traje, que es como me fui vestido toda la excursión por el centro, para que regresáramos al ITESO al MUN. 
De Guadalajara, puedo decir que no conocí mucho más, aparte del Old Jack's Studio esa noche. Y a la semana siguiente habría de salir con rumbo a Guanajuato.

26 de enero de 2011

L'Expiatoire

Obviamente que tiene mucho rato que no escribo aquí, ya pasó el año viejo, y ahora está en perspectiva otro viaje a Guadalajara, y muchos otros más. Así que retomo la parte en la que me había quedado para no laggear más, y seré lo más breve posible.
Salí del hotel en la Avenida Vallarta en el fresco aire de Guadalajara, caminando con dirección hacia el Este. Caminé y caminé por largas cuadras, pasé por la hermosa Avenida Chapultepec, con sus árboles, ciclopistas y fuentes que embellecen la ciudad, todo lleno de árboles, un mini Champ Elysée. En una esquina me encontré con algo que a mi corazón le causó un sobresalto momentáneo: una pastelería llamada "Pastelería Luvier". Me dio tanta risa, porque mi apellido es "Louvier" (y es muy raro escucharlo), pero encontrar un "Luvier" se me hacía más cómico y risible, posiblemente sería de algún pariente perdido que hubiera malinterpretado su apellido al registrarse en el registro civil inmigratorio de México?

 Una "o" entre la L y la U, y ahí hubiera estado investigando toda la mañana.

A mí me han escrito varias veces mi apellido como "Luvier". Por no poder aguantarme, me metí a la tienda, para preguntar si eran "Luvier" o "Suvier". Una de las trabajadoras de la tienda me dijo que sí, era "Luvier", y le enseñé mi IFE. Acaso sabría ella si el dueño se apellidaba "Luvier" o se llamaba así? Siempre era interesante investigar. Por qué las dos veces que he ido a Guadalajara me encuentrocon algo que me conecta con la ciudad? La primera vez, en Ínters, resultó ser que mi equivalente Botárguico del Ciencias también tenía un nombre extremadamente similar al mío, más un apodo casi idéntico, además de que, sin conocer mi nombre ni lo que yo iba a hacer a los Inter, me dijo el director de deportes del Ciencias que me parecía yo al susodicho. Nunca olvidaré esos momentos de extrañeza en la ciudad que parecía llamarme. Y ahora pasaba esto. No sería lo único que habría de pasar, el último día me preguntaron si yo era de fuera, porque según ellos "Parecía ser hijo de un exalcalde de Guadalajara", que porque me parecía mucho a él. (Descubrí poco después que NI AL CASO, pero por QUE me tuvieron que preguntar eso? Definitivamente tengo algo con esa ciudad). De la patisserie Luvier salí con rumbo hacia el Expiatorio, que estaba casi en la contraesquina. Mi corazón latía fuerte de emoción por por fin poder entrar a ese lugar! Decidí que lo haría lento y con delicadeza y absorbiendo cada detalle, así que entré de lado, por el claustro. Me recordó a Hogwarts.

"Profesora McGonagall! Hacia donde es la clase de Transfiguraciones?"

Es una belleza de lugar, quería hacer como cuando uno se come un chocolate ansiado por largo tiempo, y sabe que se acabará la sorpresa para la próxima ocasión. Quería reservarme la sorpresa y lo mejor hasta el final. Fui conociendo las capillitas anexas, una en la cual se celebraba una misa a la cual asistían las pías viejitas que viven en los centros de las ciudades, que cantan en voz alta en misa, y que se asustan de escuchar la palabra "pene" pero tienen 10 hijos. Esa capillita tenía también vitrales decorosamente hermosos, que depicturaban imágenes de pasajes Bíblicos, tal parecía, pero contaban con un gran detalle, a tal grado que parecía una pintura traslúcida en vez de un vitral. Tal vez lo habían pintado sobre el vidrio, a diferencia de los vitrales convencionales, que son realmente colores delimitados por el emplomado. Tras conocer el claustro, que estaba lleno de restos de flores cortadas que aún no habían limpiado, y que habían sido usadas en la romería de la Virgen que acababa de ser, así como una manta promocionando la feria-kermesse que organizaría la parroquia. Pero entonces, salí del lugar, al atrio de la iglesia, y lentamente entré por la puerta izquierda.
Ésto es lo que me encontré.


 Pinche fotografía pedorra,  no refleja en lo más mínimo la grandiosidad y majestuosa proporción del templo, te sientes chiquito, uno se funde entre las columnas que se alzan más de treinta metros hasta comenzar apenas a formar sus arcos ojivales. Es la iglesia de estilo gótico más majestuosa de México, con un estilo austero combinado con un estilo exuberantemente gozoso de colores en las vidrieras. Además, eran las 8:45 de la mañana, el sol apenas salía. Eso me proveyó de detalles de luces que no se aprecian a cualquier hora.

 Un rosetón casi sobrepuesto sobre otro en reflexión, con azules intensos.

 Una lluvia de colores!!

 El rosetón de un color azul que no puedo describir aquí. Ni siquiera las fotografías como ésta le hacen justicia a la vibración que reciben los ojos con este tono de azul. Es calmante, te relaja, te lleva a un orgasmo visual donde te puedes pasar contemplándolo una eternidad. En la foto es un azul desabrido a comparación de cómo se ve en la vida real. Tienen que verlo en vivo para sentirlo.

 Otra foto que no le hace justicia a la lluvia de colores que se siente allí. Pero da una idea.

Por último, el clerestorio. A esas horas, todas las luces bañaban el interior del mismo en una columna que se fundía en una explosión de luz.

Me senté en una banca sobrecogido a mirar eso, que es como un mini Chartres Mexicano. En eso comenzó a sonar música de campanas. Era el Glockenspiel que tiene la iglesia, traído desde Alemania (junto con el órgano principal, y otro que hay por ahí), que suena a las 9 AM, a las 12 del medio día, y a las 6 PM. Sonaba con las mañanitas, por ser las 9 AM, y con "La Guadalupana". Salí corriendo a ver el Glockenspiel. Una procesión de figuritas salió a dar de vueltecitas en la torre, como cualquier Glockenspiel Alemán. Por último, regresé a ver todos los vitrales de la iglesia. Algunos eran dedicados a mártires cristeros, reemplazando la idea original de vidriesras con alusiones cubistas, ya que la guerra cristera fue después de que se inició la construcción del majestuoso templo. Entré, con la luz de la puerta entrando de lleno de un lado, y esto es lo que vi:

Y ahí fue que vi la iluminación divina entrando por la puerta, como un dedo de Dios majestuosamente entrando a auxiliar a aquél que lo necesitaba e iba a pedirlo a la iglesia en ese momento. 

Y de ahí, salí para el centro.